"Luces de Bohemia"
Valle-Inclán
Max, poeta cuyas luces se le han apagado por culpa de una ceguera, discurre sentado sobre el oscuro futuro que le amenaza a él y a sus dos mujeres, madre e hija, tras haber perdido su trabajo de colaboración como cronista en un periódico. Su inquietud se la traslada a su francesa mujer, Madame Collet, en la presentación de ambos personajes en la primera escena. Colet sin embargo tratará de calmar a Max con todo el amor y el respeto que le inspira su marido, aunque quizás más bien y sobre todo el talento de su marido, que ella reconoce en contraposición con la unánime barbarie ibérica con la que Max manifestará darse de bruces para su desgracia y amargura.
¡Hay que volver a París, Colet!, le gritará Max a su mujer, queriendo hacerla entender que ve fantásticamente bien y simplemente por gracia de su clarividencia en el momento en que llaman a la puerta de su casa.
Sí, a pesar de la resistencia de su hija Claudinita, Latino de Híspalis, compañero de correrías nocturnas de su padre, llegará hasta Max y conseguirá convencerle para que se inicie ese viaje sin retorno a través de la noche madrileña de principios del siglo veinte, en el que tan importante como la gracia y la brillantez de los esperpénticos, patéticos y por momentos infames personajes que irán apareciendo ante los dos protagonistas, será el magistral trasfondo de la obra, en parte pintado con maestría por su autor, y en parte por los propios personajes por él creados con sus diálogos únicos, puro arte del lenguaje que destila.
Condena y denuncia contra la corrupción y la barbarie en general, contra el enchufismo y el pucherazo, contra Maura y ”La semana Trágica” por él provocada, contra Romanones y sus intereses tan relacionados con la guerra de África, contra los fondos reservados utilizados para sobornos periodísticos, entre otros muchos, contra los propios periodistas, auténtica “canalla” al servicio del poder. Como todas las grandes obras de teatro, ”Luces de Bohemia” divierte en grado sumo pero también abre los ojos de la misma manera. Y desgraciadamente se ha convertido en un clásico : más de uno percibirá que no estamos tan lejos de los tiempos de entonces.