"El Acero de Madrid"
de Lope de Vega
Lisardo y Belisa están enamorados, pero no lo van a tener fácil: las conveniencias sociales, por un lado, pues el padre de la muchacha la pretende casar con su sobrino, de más alto linaje que el enamorado Lisardo, y por otro su tía Teodora, falsa beata que impide a Belisa acercarse a ningún muchacho, llevarán a la joven desesperada a urdir un engaño que hará saltar todo por los aires.
Fingiéndose opilada, es decir, anémica, después de haber comido barro, costumbre muy común entre las mujeres de la época para palidecer y parecer más atractivas, consigue que un supuesto doctor le prescriba pasear para que los polvillos de hierro que le ha recetado -el acero-, puedan hacerle efecto.
Belisa, pues, conseguirá abandonar la casa a la que parecía condenada noche y día, y por prescripción médica "paseará el acero" para encontrarse con Lisardo.